Scott Pilgrim contra el mundo.

Es una película muy divertida a partir de una idea realmente original, el amor presentado como un videojuego: Scott, chaval de unos 23 años más o menos que para salir con la chica de sus sueños, Ramona, deberá derrotar a la Liga de los 7 malvados ex. Con esto os podéis imaginar el resto.  En realidad, presentado de esta forma, lo que aprende Scott es a dejar atrás su propio pasado y a respetar el de la persona con la que quiere estar.

Con este argumento es muy fácil caer en una película que acabe resultando ñoña o demasiado empalagosa, pero esto no sucede debido a que está muy bien llevada por ese camino del videojuego. Su fotografía está realmente integrada en el mundo imaginario que crea, siendo ésta una mezcla entre los videojuegos clásicos de máquina de recreativos, videojuegos estilo Final Fantasy y el comic manga. Sus personajes secundarios son los que ponen el broche de oro y hacen que sea tan divertida, entre ellos el compañero de piso de Scott, un gay que está hecho todo un ligón y experto en el “radiomacuto”,  y la batería del grupo en el que toca Scott, antigua novia suya muy seria y callada, que sonríe dos veces contadas en toda la película y cuando habla es para hacer algún comentario irónico, pesimista, o ambos al tiempo.



DEJAME ENTRAR



Hoy he visto, por segunda vez, la película “Déjame entrar”, película sueca dirigida por Thomas Alfredson en el 2008. Pero además, he visto después la versión que hizo el americano Matt Reeves en 2010, con el mismo nombre.

“Déjame entrar” trata de un niño (Oskar en la original, Owen en la americana) triste y solitario, maltratado por sus compañeros de clase. Pero su vida cambia cuando conoce a una nueva vecina de su edad, que se acaba de instalar en el barrio. Pero esta chica, no es lo que parece en un principio.
Hablemos primero de la original. Sin lugar a dudas me parece una maravillosa película. Una película de terror sin ser de terror. De amor sin ser de amor. Simplemente una bonita película, absolutamente atípica, que sorprende a todos los que la ven, y con una fotografía, que en principio no llama la atención especialmente. Pero al fijarte en ella detenidamente, creo que no está nada mal.

Pasemos ahora a la americana. Este remake es… como decirlo… más americano. En él se acentúa un poco el género del thriller con algunos efectos de posproducción, pero dejando a un lado estas diferencias, en esencia es la misma película. De hecho descubrimos escenas exactamente iguales: escenario idéntico, para las mismas acciones, el mismo texto (y es que en estas escenas directamente copian el guión de la original), y en ocasiones, hasta los mismos planos. Además, en la película original, son importantes los silencios. Pero en la americana no dejan uno con cabeza. Todos los silencios se llenan con una música o algún efecto de sonido. Siendo justos, es una buena película, y está bien hecha, pero era como ver la misma película dos veces, y creo que si vas a hacer un remake de una película, haz algo diferente. Si no, ¿para qué la haces? Y personalmente yo prefiero la primera, pero es posible que alguno prefiera la versión del 2010. Yo recomiendo ver las dos películas y después, que cada cual saque su propia conclusión.

CONFESSIONS (Kokuhaku)



Confessions (Kokuhaku) es una película japonesa dirigida por Tetsuya Nakashima basada en una novela de Kanae Minato.
                
  Fotos de Jesús García                                 
-Fotografia: Shoichi Ato, Atsushi Ozawa.
-Intérpretes: Takako Matsu, Yukito Nishii, Kaoru    Fujiwara, Mana Ashida.
-Argumento: la sutil y cruel venganza de una profesora hacia los responsables de la muerte de su hija de 4 años: dos de sus alumnos.
               
La introducción de casi media hora es un monólogo de la profesora interpretado por Takako Matsu  en el que comenta a sus alumnos que se va. Es aquí donde, como en contadas y repetidas ocasiones a lo largo del cine, piensas: típica historia de niños malcriados sin respeto alguno por los profesores… Pero nó además de anunciarles que deja la escuela, les confiesa que su hija de cuatro años que, aparentemente, murió ahogada en la piscina de la escuela, fue en realidad asesinada por dos estudiantes de esa misma clase. También les dice que sabe quienes han sido los autores y que ya que las leyes criminales japonesas no permiten juzgar a nadie menor de 14 años, va a ser ella la que se tome la justicia por su mano. La hora y media que sigue debereis verla.

La fotografía de videoclip, las (numerosas) escenas a cámara lenta, los flashbacks son una pieza clave de la película enlazando la historia, y es por eso por lo que te mantiene pendiente todos y cada uno de los segundos de la película sin despegar los ojos de la pantalla. Planos en color, blanco y negro, imágenes que en un principio parecen no tener sentido hasta que en un nuevo plano con otros detalles dan sentido a la historia. No deja de ser una película psicologicamente salvaje pero en la vida real hemos visto hechos semejantes. Tuya es la decisión de verla.


Ganó los premios a la Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guion y Mejor Editor en la 34ª edición de los premios de la academia de cine Japonesa y seleccionada por ésta para competir en la última edición de los Oscar en la categoría de Mejor Película Extranjera. No siendo preseleccionada por la Academia de Hollywood "Confessions" no sólo ha sido aclamada por la crítica como una de las mejores películas del año, sino que también se ha convertido en uno de los títulos más sobresalientes en la taquilla nipona

LA VIDA EN ROSA: EDITH PIAF (LA MÔME)

 Director: Olivier Dahan
Intérprete: Marion Cotillard
Música: Cristopher Gunning
Año: 2007

La francesa Maríon Cotillard consiguío alzarse con el Óscar a la mejor actriz principal por el retrato que hace de este mito de la canción francesa (Edith Giovanna Gassion; París, 1915 - Provenza 1963) Cantante y letrista francesa. Su vida estuvo marcada por la desdicha desde su más tierna infancia que la arrastró a llevar a una vida desenfrenada desde su adolescencia y ejerció una influencia decisiva sobre su estilo interpretativo, lírico y desgarrado al mismo tiempo. Su aspecto desvalido le valió el nombre por el que es universalmente conocida: Piaf («gorrión»).

     Todo esto está reflejado en la película con una fotografía de tonos apagados, en los momentos más dramáticos. El otro gran valor añadido a ésta es la música que acompaña constantemente a la película con la mejor selección de sus canciones. El único amor de sus vida el boxeador Marcel Cerdan, quien murió en 1949 al estrellarse el avión en que viajaba es el gran momento desgarrador de la película cayendo  Edit en una profunda depresión,  y de pronto un compositor, una canción:  “Non je ne regrette rien” ¡es mi vida!, comenta entusiasmada la cantante que decide interpretarla en el Liceo de París, siendo ésta la escena lírica de la película.

     Tras un accidente, Edith quedó maltrecha, se hizo adicta a la morfina. Esto y una larga lista de enfermedades que le fueron diagnosticadas, además de un cáncer acabó con su vida a una edad temprana.  Es en esta época en la que escribe su autobiografía Au bal du chance

Non je ne regrette rien


No, no lamento nada 
¡No! nada de nada,
¡No! no lamento nada
Ni el bien que me han hecho,
Ni el mal,
Todo eso me da igual

¡No! nada de nada,
¡No! no lamento nada.
Está pagado, barrido, olvidado...
Me importa un bledo el pasado

Con mis recuerdos
He encendido el fuego,
Mis penas, mis placeres…
Ya no los necesito

Barridos los amores
Y todos sus temblores,
Barridos para siempre,
Vuelvo a empezar de cero.

¡No! nada de nada,
¡No! no lamento nada.
Ni el bien que me han hecho,
Ni el mal,
Todo eso me da igual

¡No! nada de nada,
¡No! no lamento nada.
Porque mi vida,
Porque mis alegrías,
Hoy comienzan contigo

En cualquier página de internet y en You Tube podreis encontrar su biografia, canciones e imágenes.

El color del Paraiso

Título original: Rang-e khoda (Irán)
Género: Películas > Drama / Familiar
Director: Majid Majidi.
Mohammad es un chico ciego que estudia en un instituto especial en Teherán. Cuando llegan las vacaciones de verano regresa a su pueblo natal, un pueblo inaccesible
por carretera; llegando a un punto sólo cabe subir al pueblo unos tramos a caballo o bici y otros a pie, que le sirven al director como excusa para mostrar una fotografía paisajista de lo más bello. Majidi muestra la sensibilidad interior de Mohamad, que ha aprendido a ver con el tacto, la belleza de las espigas moviéndose con el viento que acaricia su rostro y el oído el sonido del correr del rió, las piedras que coge de él agitándolas en su mano y los pájaros que dice le hablan.

 fotografias de Jesús García

Todo es belleza, y pura lírica. Escucha a su abuela y hermanas mientras estas recogen flores y despues las separan por colores  para teñir la ropa, una explosión visual de tonos rojos, amarillos, violetas.. El color lo usa Majidi hasta cuando se masca la tragedia, de pronto el cielo se vuelve gris y comienza la tormenta.

Mohamad: «Nuestro profesor dijo que Dios ama a los ciegos porque no pueden ver y yo le dije que si fuera así no nos habría hecho ciegos, para que pudiéramos verlo a él. El me contestó, Dios no es visible está en todas partes,  puedes sentirlo cerca, lo ves a través de la punta de los dedos. Ahora tiendo las manos por todas partes buscando a Dios hasta que pueda tocarlo y pueda contarle todos los secretos de mi corazón».

     Una gran película que gustará a quien busque percibir con todos los sentidos.